Andrea Chenier, el triunvirato

Anoche, al salir del teatro prometí a un amigo, que sí ,que hoy escribiría algo al respecto de l’Andrea Chenier de Kaufmann, y aunque tarde, cumplo mi palabra. Pero como sea que aun tengo muchas cosas por hacer, seré concisa.

a) Para quien quiera leer una crónica trabajada del estreno, no lo dudo hagan click AQUÍ y sigan la flecha hacia «In Fernem Land» donde Joaquim , como siempre, les dará una masterclass, con la que hoy coincido bastante .

b)  Por lo que a mi respecta, esta  Andrea Chenier no es de Kaufmann, es de Giordano. Parece obvio pero a veces hay que recordar al personal que los interpretes por más brillantes que sean pasan y la música queda.

c) Esta Andrea Chenier no es de Kaufmann al menos de él solo, Radvanovsky estuvo que se salí y Alvarez,  en el tercer acto estuvo particularmente inspirado, algo que el publico le recompensó sobradamente, en realidad las dos grandes ovaciones de la noche se las llevaron ellos. Sin desmerecer para nada a Kaufmann  que estuvo magnifico, pero cuanto más esperas parece que te da menos, cuando en realidad te da mucho.

e) de la puesta en escena la del escenario  no digo nada porque dicho está, de la otra puesta en escena la del telón para fuera, de esa si que se puede hablar.

Ayer era una de esas noches que responden al calificativo de «hay que estar». Se puede estar por muchas cosas, por lucir el pijama de Armani con los zapatos de Louboutin, para saludar a a una amiga de «toda la vida» y de la que nos separan unos diez metros de distancia lo que vendria a ser unas cuarenta cabezas y decir a voz en grito «nos vemos después en la cena…. ah! que no vas? ooooiii que pena» (el ooooiiii ha de sonar un poco nasal) y obviamente el uso de la primera persona no implica que yo fuera esa primera persona.

La cena en cuestión es la que se organizó en el foyer del teatro con la excusa de recaudar dinero para reparar la fachada del teatro que cualquier dia se nos cae en la cabeza.  Por cierto, me encantaria saber que argumentos  debió utilizar Schepelmann a fin de convencer a Kaufmann para que despues de cantar una opera aceptase hacer el paripé.

Que se hagan cenas de mecenazgo me parece perfecto, es una via de financiación ampliamente explotado en el mundo mundial con muy distintos fines, financiar investigaciones, financiar presidentes y porque no financiar tochanas. Lo que ya no me parece tan bien es que habida cuenta la desproporcion existente entre la capacidad del teatro y los espacios de descanso (por no hablar de los servicios INSUFICIENTES!!!!!) nadie haya sabido ponderar la incomodidad que  la perdida del foyer supone para el publico en general, no mecenas, ni vip, que al fin y al cabo es el que realmente mantiene vivo el teatro.

Pero todo eso en realidad es secundario, ayer había que estar sobre todo para admirar la obra del compositor, la ejecución de la orquestra y el trabajo,  en algun momento casi perfecto de los interpretes.  Haciendo buena la idea de que la suma de lo bueno hace lo mejor.

 

Las fotos son obra de Antoni Bofill